Tras intensas y
rápidas negociaciones entre los militares, el Foro Popular y miembros de la
Cámara de Comercio e Industria de El Salvador (CCIES) (estos últimos sin el
aval oficial de la empresa privada), se creó la primera etapa de la Junta Revolucionaria
de Gobierno (JRG), o Primera Junta, conformada por dos militares y tres
civiles.
Composición
de la Junta de Gobierno.
Los militares,
propuestos por la Juventud Militar y ratificados por asambleas realizadas en todos
los cuarteles del país, eran los coroneles Jaime Abdul Gutiérrez Avendaño y
Adolfo Arnoldo Majano. Los civiles eran Román Mayorga Quiroz, a la postre
rector de la Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas", de la
Compañía de Jesús; Mario Antonio Andino Gómez, ex vicepresidente de la Cámara
de Comercio e Industria de El Salvador (CCIES), y Guillermo Manuel Ungo, del
Movimiento Nacional Revolucionario (MNR).
Las
primeras promesas de la junta de gobierno.
Los dirigentes del
golpe, presentaron un programa centrista de gobierno, y prometieron una serie
de reformas sociales como:
vla
reforma agraria
vla
nacionalización de la banca y el comercio del café, (principal cultivo del
país).
vel
cese de la violencia de los cuerpos de seguridad contra la población civil
vla
implementación de un verdadero sistema democrático en el país.
Composición del
Gabinete.
Se nombró un gabinete
de ministros de composición plural, en el que participan antiguos opositores a
los gobiernos del PCN, entre ellos, el democristiano Rubén Zamora como ministro
de la Presidencia y el empresario Enrique Álvarez Córdoba como ministro de Agricultura,
pero también representantes de los sectores conservadores del país como el coronel
José Guillermo García, ministro de Defensa.
Las
Expectativas de Monseñor Romero.
El arzobispo de San
Salvador, Monseñor Óscar Arnulfo Romero, que había denunciado los abusos a los
derechos humanos del gobierno del general Romero, expresó públicamente su
esperanza en las buenas intenciones del nuevo gobierno. Por el contrario, los
grupos de izquierda incrementaron las protestas y huelgas en todo el país y
rechazaron dialogar con el nuevo gobierno.
VIDA DE
MONSEÑOR ROMERO
Oscar Arnulfo
Romero y Galdámez nació el 15 de agosto de 1917 en
Ciudad Barrios, Departamento de San Miguel. Su padre era telegrafista y su
madre de oficios domésticos Al terminar sus estudios básicos se dedicó al
aprendizaje de carpintería y a la música.
En 1930 y a los trece años de edad, que
Oscar recibió su llamada al servicio de Dios. Ingresó al seminario menor en San
Miguel y luego, en 1937, se mudó a Roma donde terminó sus estudios teológicos
en la Universidad Gregoriana el 4 de abril de 1942
Regresó a El Salvador en 1943, a su natal San Miguel y el
obispo le confió la parroquia de Anamorós, un pueblo cerca de San Miguel donde
se venera la patrona de El Salvador, Nuestra Señora de la Paz.
En 1966, es
nombrado Secretario de la Conferencia de Obispos en El Salvador, cargo en el
cual permanece por once años más. Durante este tiempo, Oscar difundió
centenares de sermones emotivos y espirituales a través de la radio a lo largo
y ancho del país, ganándose así el respeto de la comunidad católica.
En 1970,
Oscar es nombrado Obispo y ejerce al lado del entonces Arzobispo de San Salvador,
Monseñor Chávez y González. También desempeñó su oficio en 1974, en la
parroquia de Santiago de María, en el Departamento de Usulután.
El 3 de
febrero de 1977, la Iglesia Católica en el Vaticano bajo el mando de Pablo VI,
le concedió el título de Arzobispo de San Salvador, sólo unas semanas antes de
las elecciones presidenciales que trajeron al General Carlos Humberto Romero a
la presidencia de la república. Sangre, tortura y persecuciones enmarcan los
tres años que sirvió como Obispo de San Salvador
Durante la
guerra civil de este país que daba comienzo en 1979, Monseñor Romero se
convirtió en la “voz de los sin voz” y en “el pastor del rebaño que Dios le
había confiado” por su férrea defensa de los derechos de los pobres y
marginados.
Tras el
asesinato de su colega y buen amigo, el sacerdote Rutilio Grande, Monseñor
Romero cita las enseñanzas de su Papa favorito, Pío XI: “La misión de la
Iglesia no es desde luego política, pero cuando la política toca el altar, la
Iglesia defiende el altar.”
Es por esto que Monseñor intervino en el conflicto social que estaba
destruyendo a su país y a su gente. Monseñor Romero recurrió a las palabras de
San Agustín y Santo Tomás para justificar a quien se levanta contra las leyes
opresoras. La defensa de los pobres siempre fue su criterio para juzgar la
política.
Monseñor Romero, luego de luchar por
los derechos humanos de los pobres y de los oprimidos por el gobierno, cae
asesinado por un certero disparo de calibre 25 directo al corazón, el 24 de
marzo de 1980, mientras celebraba una misa en la capilla del Hospital de la
Divina Providencia en San Salvador.
Para muchos, la imagen de Monseñor
Romero es el símbolo religioso más grande del país y, desde su asesinato, su
legado ha traspasado fronteras y se ha convertido en un símbolo universal de la
justicia y de la paz.
Su proceso de beatificación y
canonización se inició el 24 de marzo de 1994 a cargo del sacerdote Rafael
Urrutia, párroco de la misma capilla donde Monseñor fue asesinado. Ahora le
conocen como “El Profeta y Mártir de la Américas”.
VIDEO
La ausencia en la JRG
del PDC como principal partido de oposición.
Llamó la atención la
ausencia en la JRG de un miembro del Partido Demócrata Cristiano, la
organización tradicional y más fuerte de la oposición salvadoreña. Ello se
debió a una maniobra del MNR y el PCS en el Foro Popular, con lo que evitaban
la llegada de un dirigente demócrata cristiano con poder o con una influencia
que neutralizara a los otros miembros civiles, como José Napoleón Duarte,
Adolfo Rey Prendes o José Antonio Morales Erlich. Sin embargo, el PDC no
pensaba "gastar" a sus piezas fuertes, y envió a la Junta a los
jóvenes miembros del sector progresista, como Mario Zamora, Rubén Zamora,
Héctor Dada Hirezi y Jorge Villacorta, quienes sin embargo obtuvieron puestos
claves, como el Ministerio de la Presidencia y los ministerios clave.
La reacción de la
empresa privada.
La presencia de
Mayorga, de Ungo y de los progresistas del PDC, así como de figuras ligadas a
los jesuitas de izquierda, puso en guardia a la empresa privada, que no apoyó
(e incluso saboteó) a su representante; los militares tradicionales,
interinamente replegados, también se pusieron en guardia. De inmediato
comenzaron las pugnas entre los participantes civiles en el gobierno, y entre
éstos y los militares. Era claro que la alianza no duraría mucho tiempo, y el
ejército comenzó conversaciones paralelas con los miembros tradicionales del PDC.
La
reacción de las organizaciones sociales que no se frenaron con la llegada de la
JRG.
Aunque se esperaba que el golpe de estado y la
conformación de la JRG frenaran el movimiento popular, o al menos darían un
respiro, las cosas empeoraron. Aunque el PCS dio su "apoyo crítico"
al gobierno y varios de sus más destacados militantes ocuparon ministerios, viceministerios
y oficinas, el FAPU se lanzó a la lucha de calle junto con el Bloque Popular Revolucionario
para exigir un pliego petitorio muy similar al que planteaba la Proclama de la Fuerza
Armada como parte de su plan de gobierno: aumentos salariales, reforma agraria,
disolución de ORDEN. Congelamiento de alquileres, etcétera. Por si fuera poco,
las LP-28 realizaron tomas de poblaciones periféricas, apoyadas por el Ejército
Revolucionario del Pueblo (ERP), y llamaron a la insurrección; fueron
combatidos por las fuerzas de seguridad,con importantes bajas entre sus
militantes y la población civil.
Las tomas de
fábricas, de los ministerios de Trabajo y Economía, la persecución de la guerrilla
contra los militantes de ORDEN (disuelta mediante decreto a los pocos días del
golpe de estado), las manifestaciones diarias y los ataques a guarniciones de
la Guardia Nacional en el campo se sumaron a las pugnas entre las partes
gobernantes, en especial a las presiones de los civiles contra los militares,
jóvenes o tradicionales.
La
ruptura de la primera Junta Revolucionaria de Gobierno.
Los sectores
institucional y conservador el ejército, además, entraron en conflicto con los militares
jóvenes, y éstos echaron en cara a sus antiguos aliados el sabotaje contra la Proclama.
Así, el 28 de diciembre de 1979 se produjo una reunión entre los miembros del gabinete
civil, la JRG y representantes de los diferentes sectores del ejército, que
terminó en un enfrentamiento que llevó a la ruptura de la Primera Junta. La
espiral de violencia entre los grupos armados de izquierda, los escuadrones de
la muerte y los cuerpos de seguridad continuó durante noviembre y diciembre de
1979; el país vivía un ambiente de pre-guerra, mientras la esperada reforma
agraria tardaba en implementarse. Entretanto, las contradicciones internas
dentro de la Junta pronto se hicieron evidentes, con el Coronel Majano
representando, el punto de vista de los sectores militares progresistas y el
Coronel Gutiérrez que representaba más la opinión de los sectores conservadores
de la Fuerza Armada. Entre el 2 y el 5 de enero de 1980, los 3 miembros civiles
de la Junta, dimitieron, junto con el gabinete de ministros, excepto el
ministro de defensa, coronel García. El 2 de enero, el arzobispo Óscar Arnulfo
Romero celebró una reunión de mediación, que fracasó: en ese momento,
paralelamente, estaban renunciando varios miembros del gabinete, y las dimisiones
continuarían durante la siguiente semana.
TERCERA JUNTA REVOLUCIONARIA DE GOBIERNO Luego de la salida de Majano el 13 de diciembre de 1980, el gobierno fue conocido com...
CONFLICTO ARMADO EN EL SALVADOR (1980-1992)
Se conoce comúnmente como conflicto armado de El Salvador al conflicto bélico interno ocurrido en el país centroamericano, en el que el ejército gubernamental la Fuerza Armada de El Salvador (FAES) se enfrentó a las fuerzas insurgentes del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). El conflicto armado nunca fue declarado en forma oficial, pero se considera usualmente que se desarrolló entre 1980 y 1992, aunque el país vivió un ambiente de crisis política y social durante la década de 1970.
El número de víctimas de esta confrontación armada ha sido calculado en 75 000 muertos y desaparecidos. El conflicto armado concluyó, luego de un proceso de diálogo entre las partes, con la firma de los Acuerdos de Paz de Chapultepec, que permitió la desmovilización de las fuerzas guerrilleras y su incorporación a la vida política del país. No obstante, El Salvador ya había sufrido anteriormente, al menos una guerra civil, entre 1826 y 1829, cuando formaba parte de las República Federal de Centro América.
Según la Comisión de la verdad de las Naciones Unidas, las fuerzas gubernamentales fueron las acusadas en el 85% de las 22.000 denuncias recibidas entre casos de homicidios, desapariciones, violaciones, torturas, secuestros y lesiones,concluyendo después que fueron las responsables del 62% de los asesinatos de civiles, mientras que los grupos paramilitares de extrema derecha (entre los que se encuentran los Escuadrones de la Muerte) serían responsables del 35% y los guerrilleros del FLMN eran responsables tan solo del 13% de los asesinatos de civiles.
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